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Viaje a las entrañas

Derrotado siempre... abatido nunca.

Hoy he perdido el tiempo, hoy cogí la bici cuando tenia que estudiar, sali corriendo como si me persiguiera el diablo. Llegue al parque, me tumbé en el césped y miré al cielo, sentía la brisa, el calor del sol en mi cuerpo, las nubes parecían algodón que jugaban ante mis ojos, haciendo formas y contrastándose con el azul del cielo. Hacia tiempo que no veía algo tan bonito. Por un momento sonreí, sin lagrimas en los ojos ni dolor, por un momento me olvide de mi vida y solo fui parte de ese cesped, de esa brisa, dejé de ser yo para ser todo. La vida volvía a tener sentido, podía sentirla, cogerla con las manos. Ojala esa sensación hubiera durado el resto del día, ahora vuelvo a sentir como todo me ahoga, como las malas noticias se acumulan y mi vida se esfuma. Pero aquí estoy, aguantando el tipo como puedo, sin tirarme del primer precipicio que encuentre, no merece la pena, mi limite todavía no ha llegado, todavía no. Señores y señoras, me tenéis que joder muchísimo más para que diga, no puedo más y aquí me quedo. No me conocéis, no sonreiré, lloraré, estaré tremendamente triste, pero esta guerra es mia.

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