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Viaje a las entrañas

28 septiembre

No sé como fui a parara aquí, el sonido de mis pasos haciendo eco en la montaña me evadieron, y me perdieron entre pensamientos y recuerdos. Hace frio, y noto como entra en mi cuerpo, como mi corazón se resiente a pesar del abrigo, a pesar del fuego cuando llego a casa. Aquí existe un frío diferente, un frío que hace mella en la gente que vaga por estas calles casi sin vida, ausentes de todo, con mirada perdida, sin brillo, sin alma.
Y aquí me encuentro, sin saber porque ni cuanto tiempo, observando el vestir tétrico del cielo, el contraste de los marrones de mi único horizonte durante años. Las vías se pierden en la montaña y yo a veces con ellas, a veces sueño que pasa ese tren que lleva tantos años parado, y me subo a su destino, desapareciendo, dejando atrás el cansancio, las calles llenas de melancolía, de recuerdos hirientes, y el frío que se agrieta por dentro. pero solo son sueños, aunque a veces puedo sentir el calor de una mirada que me ve entre la gente, a veces puedo sentir el color de un cielo que no grita, sentir la vida bajo esta piel desgarrada, pero siempre vuelvo a despertarme bajo unas sabanas heladas, en una oscuridad casi mortecina, apretando los ojos fuerte para poder volver a soñar, para dormirme y disfrutar de nuevo de la vida...

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