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Viaje a las entrañas

 

 

Ahí debía de estar, o al menos allí estaba hace tiempo, cuando me pasaba las noches enteras observándola y hablando mientras todos dormían. En realidad no se que ha cambiado desde entonces, salvo que ella ya no esta, y ya no se donde mirar cuando anochece... Recuerdo que entonces, todo también dolía, que lloraba a escondidas en mi habitación a oscuras, mirándola de lejos y abrazándole como si fuera él quien pudiera desvanecer mis penas, penas pequeñas, pero que desgarraban igual, la soledad crece a medida que pasan los años, y las penas ya no son tan pequeñas, a veces demasiado grandes, y él ya no esta a mi lado, ese pequeño osito de trapo al que tanto abrazaba cada noche, ni él ni ella, ya no brilla para mi, no sé en que pequeño instante deje de necesitarla, cuando exactamente la olvide, pero seguro que se apago de pena.

Y ahora mi vida, parece tan tan grande, y yo aun tan pequeña...

Salgo a la calle en busca de algo, de alguien, que se yo, y andando insegura por caminos demasiado oscuros, siento el frío helado del que crece, del que jamás vuelve, y siento que me desvanezco con mi sombra cuando todo deja de brilla a mi lado, ¿donde vas pequeña?? Me susurra una voz inexistente, ¿a dónde te diriges sin mi?. Me desconcierta su voz, porque suena tan familiar, tan cercana, pero no logro ver nada, la oscuridad consiguió cegarme. Siento que a vida me empuja, ya no soy dueña de mis pies y me arrastran sin más, mis puños se resisten, y arañan la nada intentando buscar algo para sujetarme, que me haga volver, pero es inútil, no se alza nada sólido a mi alrededor. Jamás me fui, me susurra de nuevo, esta vez con la voz de entrecorta como entre sollozos. Jamás... y la voz suena más y más lejana, en el sentido contrario de donde se dirigen mis pies. Un nudo parece desgarrar mi estomago, y siento que no puedo, no puedo dejar escapar mi vida, ni lo que soy, ni esa pequeña parte de lo que fui que ansia vivir. Vuelve!, grito como si me hubieran robado el alma, vuelve... y alzando los brazos a la nada, intento que venga a mi, vuelve!, grito abrazando al vacío, por favor, no me dejes, suplico con lagrimas que abrasan. Jamás me fui, me susurro una voz cálida, jamás, pequeña. Y entonces vi sus ojos de cristal que volvían a brilla, reconocí en su susurro sus abrazos, mis dedos pudieron volver a tocarle, volver a abrazarle, y le susurré a sus pequeñas orejitas de trapo... jamás deje de necesitarte...

 

 

 

Esto va solo y exclusivamente dedicado a la Mary, mi pequeña artista, que me da el coñazo mandándome imágenes para q escriba de ellas, me encanta superar tus retos, y espero que te guste, y que esa niña, que habita dentro de ti, jamás muera, y que puedan jugar juntas la mía y la tuya como hasta ahora... te quiero enana...

1 comentario

Anónimo -

Yo...
La pqueña Mary...
La que jamas consiguio (ni pretende)despojarse de su osito...No me avergüenza...
Tu
mi gran autora...
no me cansare de retarte...me encanta..
¡¡GRACIAS!!