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Viaje a las entrañas

Juan...

el problema del mar es que cuando lo miras corres el riesgo de perderte en su inmensidad. Te tragará y te despojará del peso que hasta ahora definía quien eras. Es como la serpiente que te ofrece el fruto prohibido. La tentación de perderte en sus olas es tan inmensa como él. Es por culpa de esos ojos azules, que pretenden amarte y que te ofrecen paz y tranquilidad. Hombre o mujer, él o la mar, da igual, tiene los brazos abiertos para ti. Su soledad es el paradigma de la compañía. Pero desde la orilla te recuerdo que tal vez sea tan bello que no quieras volver."

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